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Financiación

Uno de cada tres países no alcanzó ninguno de los puntos de referencia de financiación establecidos en el Marco de Acción Educación 2030.

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Los países dedican al menos el 4% de su PIB a la educación

La solidaridad internacional es necesaria para que los países más pobres del mundo hagan realidad el derecho a la educación de sus niños.

La ayuda a la educación es especialmente importante en los países de ingresos bajos, donde representa el 12% del gasto total en educación, o el 16% si se excluye el gasto en educación de los hogares.

Tendencias en la ayuda

Desde 1970, una resolución de la ONU fijó el objetivo de que la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) se situara en el 0,7% del Ingreso Nacional Bruto (INB); sin embargo, los niveles de AOD entre los donantes del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE se han estancado en torno al 0,3% del INB durante los últimos 15 años. El Informe GEM ha calculado que si se hubiera cumplido este objetivo, se habrían desembolsado 3,3 billones de dólares adicionales en AOD entre 1990 y 2016. De los 30 donantes del CAD de la OCDE, sólo Dinamarca, Alemania, Luxemburgo, Noruega, Suecia y el Reino Unido dedicaron más del 0,7% en 2020 – pero el Reino Unido redujo su gasto al 0,5% en 2021.

Solo unos pocos países gastan más del 0,7 % de sus ingresos en ayuda - y en el futuro podrían ser aún menos

El porcentaje destinado a la educación de la ayuda total aumentó del 8,2% en 2013 al 9,3% en 2019, pero ha disminuido en los últimos años hasta alcanzar el 7,6% en 2022, a pesar de los grandes esfuerzos de abogacía para priorizar la educación en los portafolios de ayuda. En cambio, el porcentaje de la ayuda total destinado a la salud ha estado aumentando.

La educación ha recibido un porcentaje cada vez menor de la ayuda total

Como consecuencia de la pandemia de COVID-19, el porcentaje de la ayuda total destinado a la salud aumentó considerablemente, alcanzando un máximo histórico del 23,8% en 2022.

En un contexto de porcentaje constante de la ayuda en los ingresos totales y de porcentaje decreciente de la educación en la ayuda total, la trayectoria de la ayuda a la educación desde principios de la década de 2000 se caracteriza por tres etapas: un aumento considerable hasta 2010, un ligero descenso hasta 2014 como consecuencia de la crisis financiera, y a continuación un aumento en los años subsiguientes.

La ayuda a la educación ha aumentado lentamente desde 2015

La ayuda a la educación alcanzó su máximo en 2022, situándose en 16.600 millones de dólares, frente a 14.300 millones de dólares en 2021, con un crecimiento interanual del 16% en términos reales.

El porcentaje de ayuda para la educación secundaria ha ido en aumento (del 20% en 2010 al 26% en 2022), a expensas de la educación básica (del 52% al 46%). La educación postsecundaria se mantuvo constante en torno al 28%.

Los donantes principales

Los cinco donantes principales – la Unión Europea, Alemania, el Reino Unido, los Estados Unidos y la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial – aportan más del 40% de la ayuda total a la educación. Pero sus prioridades varían considerablemente.

La Alianza Mundial para la Educación (GPE, por sus siglas en inglés) no aparece junto a otros donantes, ya que canaliza fondos de otros donantes para apoyar la implementación de planes nacionales del sector educativo. El portafolio activo de subvenciones para la implementación disminuyó ligeramente, de 2.800 millones de dólares en 2022 a 2.400 millones de dólares en 2023, en gran parte debido al cierre de 636 millones de dólares en subvenciones en 2023. Las aprobaciones de subvenciones alcanzaron un máximo de 1.200 millones de dólares en 2021, impulsadas por la aceleración de las subvenciones de respuesta a la COVID-19, y luego volvieron a los niveles previos a la pandemia en 2022 y 2023, con aprobaciones de 267 millones de dólares y 398 millones de dólares, respectivamente. Los desembolsos anuales de la GPE se situaron en torno a los 500 millones de dólares a mediados de la década de 2010, pero cayeron bruscamente a finales de esa misma década. El desembolso total aumentó de 262 millones de dólares en 2019 a 470 millones de dólares en 2022 y a 521 millones de dólares en 2023.

Los desembolsos de la GPE disminuyeron en 2015-2019 pero han repuntado desde entonces

UNICEF es otro de los principales financiadores de la educación: su informe anual de 2023 muestra que gastó 1.740 millones de dólares en educación, incluyendo emergencias, es decir, el 23% de sus recursos totales, de los cuales 163 millones de dólares procedían de recursos ordinarios y 1.100 millones de dólares de fondos destinados a programas específicos. Pero, oficialmente, los desembolsos de UNICEF ascendieron a sólo 68 millones de dólares anuales en 2021-2022. La discrepancia se debe, en primer lugar, a que el 23% de los ingresos de UNICEF proceden de fuentes privadas y, por lo tanto, no se registran como AOD, y, en segundo lugar, a que UNICEF no declara los fondos ordinarios, asignados o humanitarios en la base de datos de ayuda, sino sólo los fondos temáticos.

Equidad

El volumen de la ayuda no es la única consideración de importancia. También importa la eficacia de la ayuda y su distribución equitativa. Hay varias maneras de considerar la equidad en la ayuda.

En primer lugar, el porcentaje de la ayuda total a la educación que se destina a los países de ingresos bajos desempeña un papel importante en el suministro equitativo de la ayuda. Se mantuvo relativamente estable entre 2010 y 2021 en torno al 22%, para descender después bruscamente hasta el 16% en 2022; según estimaciones recientes, estos países acogen a un tercio de las y los niños no escolarizados en edad de asistir a la escuela primaria. El porcentaje de la ayuda total a la educación que Noruega asigna a los países de ingresos bajos, por ejemplo, ha aumentado gradualmente desde un mínimo del 17% en 2007 hasta el 35,5% en 2022.

De los 10 principales donantes a los sectores educativos de los países de ingresos bajos de 2020 a 2022, el Banco Mundial es el mayor contribuyente, asignando más de 600 millones de dólares, principalmente a la educación básica y no especificada. Estados Unidos ocupa el segundo lugar, centrándose en la educación básica y postsecundaria, con unos 300 millones de dólares. Alemania, Noruega y las instituciones de la UE también contribuyen sustancialmente, y Alemania apoya todos los niveles educativos de acuerdo con su estrategia.

En segundo lugar, teniendo en cuenta que es más probable que las y los niños más pobres ni siquiera terminen la escuela primaria, el porcentaje de ayuda asignado a la educación básica es otro indicio de la orientación hacia la equidad.

Algunos donantes dirigen mejor su ayuda a los más necesitados

El Reino Unido destina el el 9% de su ayuda total a la educación...
... pero el porcentaje de ayuda a la educación que el /Reino Unido destina a la educación básica ha caído de un máximo del 62% en 2011 al 44% en 2022 debido a que ha cambiado su asignación, cada vez mayor a los niveles educativos no especificados..
El porcentaje de la ayuda total a la educación que el Reino Unido asigna a los países de ingresos bajos cayó del 35% en 2010 al 21% en 2022, ya que el país ha dirigido más fondos hacia los bienes globales en la educación.

En tercer lugar, los donantes pueden gastar cantidades muy diferentes por niño según los países, incluso entre los que se encuentran en el mismo nivel de desarrollo educativo.

Los donantes gastan cantidades muy diferentes por niño en los países

La cantidad de ayuda por niño varía de 48 dólares en Marruecos a 124 dólares en Burkina Faso y 4 dólares en Angola, todos ellos países con una población en edad estudiantil similar.

África Subsahariana

Comparando regiones, la mayor beneficiaria de la ayuda a la educación en 2022 fue África Subsahariana (4.400 millones de dólares), seguida del Norte de África y Asia Occidental (3.500 millones de dólares). En total, alrededor de una cuarta parte de la ayuda de los donantes a la educación básica se destina África Subsahariana, donde vive el 55% de las y los niños que están fuera de la escuela a nivel mundial.

El Banco Mundial es el mayor donante a la educación en África Subsahariana. Su apoyo, que fluctuó en torno a los 500 millones de dólares en la década de 2000, se triplicó con creces, pasando de 379 millones de dólares en 2015 a 1.100 millones en 2021, y siguió aumentando hasta alcanzar los 1.900 millones en 2022. El aumento fue especialmente significativo en la educación básica, pasando de 490 millones de dólares en 2021 a 950 millones en 2022. El Reino Unido ha reducido su financiación directa a la región, pero esto se debe a que ha desplazado fondos para apoyar a la Alianza Mundial para la Educación, que se centra en los países de ingresos bajos y, en particular, en África Subsahariana.

Algunos donantes han aumentado la ayuda a África Subsahariana

Los Estados Unidos de América y Francia son actualmente el segundo y el tercer donante de la región. Los Estados Unidos centraron principalmente su gasto en la educación básica, mientras que Francia destinó cerca del 40% de su ayuda a este sector.
El aumento de la ayuda del Banco Mundial (AIF) a África Subsahariana desde 2019 está impulsado principalmente por la ayuda a dos países: Rwanda y la República Democrática del Congo.

El diagrama de flujo de los 10 principales donantes a África Subsahariana, que se presenta a continuación, muestra que sólo el 30% de la ayuda directa a la educación va directamente a los países receptores, mientras que el resto se canaliza a través de las propias agencias de ayuda de los donantes, ONG nacionales e internacionales y organizaciones multilaterales, como la GPE y UNICEF. De los 10 principales donantes, sólo el Banco Mundial canaliza fondos directamente a los países receptores, mientras que donantes bilaterales como la Unión Europea, Alemania, el Reino Unido y los Estados Unidos no asignan más del 20% de la ayuda a los países receptores. Como resultado, un tercio de la ayuda de los 10 principales donantes se destina a países receptores no especificados.

Gran parte de la ayuda fluye a África Subsahariana a través de canales complejos

Conclusión

La ayuda es una fuente importante de financiación de la educación en los países de ingresos bajos, que debe analizarse conjuntamente con la financiación nacional pública y privada. Además de aumentar los fondos disponibles para la educación, es necesario reforzar la distribución equitativa. Para alcanzar el objetivo mundial de educación, el ODS 4, es importante que los países y los donantes asuman su responsabilidad y cumplan sus compromisos.

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